sábado, 21 de mayo de 2016

III. LAS CAPACIDADES FÍSICAS





Las cualidades o capacidades físicas son los componentes básicos de la condición física y por lo tanto elementos esenciales para la prestación motriz y deportiva, por ello para mejorar el rendimiento físico el trabajo a desarrollar se debe basar en el entrenamiento de las diferentes  capacidades.
Aunque los especialistas en actividades físicas y deportivas conocen e identifican multitud de denominaciones y clasificaciones las más extendidas son las que dividen las capacidades físicas en: condicionales, intermedias y coordinativas; pero en general se considera que las cualidades físicas básicas son: 

Resistencia: capacidad física y psíquica de soportar la fatiga frente a esfuerzos relativamente prolongados y/o recuperación rápida después de dicho esfuerzo. 

Fuerza: capacidad neuromuscular de superar una resistencia externa o interna gracias a la contracción muscular, de forma estática (fuerza isométrica) o dinámica (fuerza isotónica). 

Velocidad: capacidad de realizar acciones motrices en el mínimo tiempo posible. 

Flexibilidad: capacidad de extensión máxima de un movimiento en una articulación determinada. 

Todas estas cualidades físicas básicas tienen diferentes divisiones y componentes sobre los que debe ir dirigido el trabajo y el entrenamiento, siempre debemos tener en cuenta que es muy difícil realizar ejercicios en los que se trabaje puramente una capacidad única ya que en cualquier actividad intervienen todas o varias de  las capacidades pero normalmente habrá alguna que predomine sobre las demás, por ejemplo en un trabajo de carrera continua durante 30 minutos será la resistencia la capacidad física principal, mientras que cuando realizamos trabajos con grandes cargas o pesos es la fuerza la que predomina y en aquellas acciones realizadas con alta frecuencia de movimientos sería la velocidad el componente destacado. 

Por lo tanto la mejora de la forma física se deberá al trabajo de  preparación física o acondicionamiento físico que se basará en el desarrollo de dichas capacidades o cualidades físicas y de sus diferentes subcomponentes, el éxito de dicho entrenamiento se fundamenta en una óptima combinación de los mismos en función de las características de cada individuo (edad, sexo, nivel de entrenamiento, etc) y de los objetivos y requisitos que exija cada deporte. 

LA RESISTENCIA


La resistencia es la capacidad de realizar un trabajo con efectividad por largo tiempo; esta es la esencia de cualquier definición sobre esta capacidad.

La pérdida de la efectividad está dada por la aparición de la fatiga. Hay autores que definen la resistencia como lucha contra la fatiga.

Evolución De La Resistencia

En la iniciación deportiva (primer año de la vida deportiva), se comienza a constatar en el joven atleta una serie de cualidades orgánicas para enfrentar las tareas del entrenamiento, aumento de las capacidades cardiovasculares y respiratorias (entre nueve y trece años), de forma general en estas edades, inicio de la vida deportiva. Los ejercicios deben evitar las zonas anaeróbicas y por lo tanto utilizar sólo aquellos de competición.

Según VINUEZA y COLL, a partir de esta edad y sobre todo con la aparición de proceso de maduración sexual, no existe un incremento proporcional en el desarrollo de la resistencia, se produce un retroceso a nivel fisiológico.

Cuando se ha logrado la madurez sexual, el nivel de rendimiento aumenta y entre los 16 y 17 años se logra un 85% de su capacidad máxima de resistencia, prevaleciendo durante esta fase, trabajos de resistencia aeróbica.

Hasta los 21 años, aproximadamente, aumenta el valor de resistencia aeróbica, por lo que no se logra el nivel máximo general en esta etapa; por lo que predominará el trabajo aeróbico sobre el anaeróbico.

Cuando esta edad ha sido rebasada y con el desgaste sufrido por el entrenamiento, el elemento elástico va perdiendo su propiedad y esto revierte también a nivel cardíaco, lo que implica un límite superior de frecuencia cardíaca que paulatinamente va disminuyendo y progresivamente  y de forma lenta se vuelve de nuevo a un predominio de trabajo aeróbico sobre el Anaeróbico que va aumentando proporcionalmente con la edad hasta los 60 – 65 años en condiciones óptimas y en algunos hasta los 80.

TIPOLOGÍA DE LA RESISTENCIA

RESISTENCIA A LA FUERZA

Es la capacidad del organismo de repetir muchas veces tensiones relativamente elevadas durante prestaciones de media y larga duración.

A los 19 años, la capacidad de conservar durante un periodo prolongado una alta estabilidad funcional  de los procesos nerviosos fundamentales se encuentra ya cercana al máximo, permitiendo mantener un esfuerzo intenso durante un espacio de tiempo prolongado.

El volumen del miocardio y la expulsión sistólica se encuentran ya muy cercanos a los valores del adulto, por lo que la capacidad de adaptación del sistema circulatorio a cargas de trabajo prolongadas en el tiempo es elevada.

Con un trabajo moderado a nivel de “steady state”, los músculos trabajan  al 30% aproximadamente de la fuerza dinámica máxima (Sjogaard, 1986).

La resistencia a la fuerza puede entrenarse, además de con acreditaciones generales, de forma específica, tanto con el gesto de competición  como tratando de aumentar la carga voluntariamente. La ejecución debe imitar lo más exactamente posible el gesto específico.

Para evaluar de forma general la fuerza resistente, se puede utilizar  el entrenamiento en circuito mediante tests máximos.

La resistencia a la fuerza implica una carga del 30 al 70% respecto a la máxima, realizada a velocidades medias.



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