Las cualidades o capacidades físicas son los componentes
básicos de la condición física y por lo tanto elementos esenciales para la
prestación motriz y deportiva, por ello para mejorar el rendimiento físico el
trabajo a desarrollar se debe basar en el entrenamiento de las diferentes capacidades.
Aunque los especialistas en actividades físicas y deportivas
conocen e identifican multitud de denominaciones y clasificaciones las más
extendidas son las que dividen las capacidades físicas en: condicionales, intermedias
y coordinativas; pero en general se considera que las cualidades físicas
básicas son:
Resistencia:
capacidad física y psíquica de soportar la fatiga frente a esfuerzos
relativamente prolongados y/o recuperación rápida después de dicho esfuerzo.
Fuerza: capacidad
neuromuscular de superar una resistencia externa o interna gracias a la
contracción muscular, de forma estática (fuerza isométrica) o dinámica (fuerza
isotónica).
Velocidad:
capacidad de realizar acciones motrices en el mínimo tiempo posible.
Flexibilidad:
capacidad de extensión máxima de un movimiento en una articulación
determinada.
Todas estas cualidades físicas básicas tienen diferentes
divisiones y componentes sobre los que debe ir dirigido el trabajo y el
entrenamiento, siempre debemos tener en cuenta que es muy difícil realizar
ejercicios en los que se trabaje puramente una capacidad única ya que en
cualquier actividad intervienen todas o varias de las capacidades pero normalmente habrá alguna
que predomine sobre las demás, por ejemplo en un trabajo de carrera continua
durante 30 minutos será la resistencia la capacidad física principal, mientras
que cuando realizamos trabajos con grandes cargas o pesos es la fuerza la que
predomina y en aquellas acciones realizadas con alta frecuencia de movimientos
sería la velocidad el componente destacado.
Por lo tanto la mejora de la forma física se deberá al
trabajo de preparación física o
acondicionamiento físico que se basará en el desarrollo de dichas capacidades o
cualidades físicas y de sus diferentes subcomponentes, el éxito de dicho
entrenamiento se fundamenta en una óptima combinación de los mismos en función
de las características de cada individuo (edad, sexo, nivel de entrenamiento,
etc) y de los objetivos y requisitos que exija cada deporte.
LA RESISTENCIA
La resistencia es la capacidad de realizar un trabajo con
efectividad por largo tiempo; esta es la esencia de cualquier definición sobre
esta capacidad.
La pérdida de la efectividad está dada por la aparición de la
fatiga. Hay autores que definen la resistencia como lucha contra la fatiga.
Evolución
De La Resistencia
En la iniciación deportiva (primer año de la vida deportiva),
se comienza a constatar en el joven atleta una serie de cualidades orgánicas
para enfrentar las tareas del entrenamiento, aumento de las capacidades
cardiovasculares y respiratorias (entre nueve y trece años), de forma general
en estas edades, inicio de la vida deportiva. Los ejercicios deben evitar las
zonas anaeróbicas y por lo tanto utilizar sólo aquellos de competición.
Según VINUEZA y COLL, a partir de esta edad y sobre todo con
la aparición de proceso de maduración sexual, no existe un incremento
proporcional en el desarrollo de la resistencia, se produce un retroceso a
nivel fisiológico.
Cuando se ha logrado la madurez sexual, el nivel de
rendimiento aumenta y entre los 16 y 17 años se logra un 85% de su capacidad
máxima de resistencia, prevaleciendo durante esta fase, trabajos de resistencia
aeróbica.
Hasta los 21 años, aproximadamente, aumenta el valor de
resistencia aeróbica, por lo que no se logra el nivel máximo general en esta
etapa; por lo que predominará el trabajo aeróbico sobre el anaeróbico.
Cuando esta edad ha sido rebasada y con el desgaste sufrido
por el entrenamiento, el elemento elástico va perdiendo su propiedad y esto
revierte también a nivel cardíaco, lo que implica un límite superior de
frecuencia cardíaca que paulatinamente va disminuyendo y progresivamente y de forma lenta se vuelve de nuevo a un
predominio de trabajo aeróbico sobre el Anaeróbico que va aumentando
proporcionalmente con la edad hasta los 60 – 65 años en condiciones óptimas y
en algunos hasta los 80.
TIPOLOGÍA
DE LA RESISTENCIA
RESISTENCIA
A LA FUERZA
Es la capacidad del organismo de repetir muchas veces
tensiones relativamente elevadas durante prestaciones de media y larga
duración.
A los 19 años, la capacidad de conservar durante un periodo prolongado
una alta estabilidad funcional de los
procesos nerviosos fundamentales se encuentra ya cercana al máximo, permitiendo
mantener un esfuerzo intenso durante un espacio de tiempo prolongado.
El volumen del miocardio y la expulsión sistólica se encuentran
ya muy cercanos a los valores del adulto, por lo que la capacidad de adaptación
del sistema circulatorio a cargas de trabajo prolongadas en el tiempo es
elevada.
Con un trabajo moderado a nivel de “steady state”, los
músculos trabajan al 30% aproximadamente
de la fuerza dinámica máxima (Sjogaard, 1986).
La resistencia a la fuerza puede entrenarse, además de con
acreditaciones generales, de forma específica, tanto con el gesto de
competición como tratando de aumentar la
carga voluntariamente. La ejecución debe imitar lo más exactamente posible el
gesto específico.
Para evaluar de forma general la fuerza resistente, se puede
utilizar el entrenamiento en circuito
mediante tests máximos.
La resistencia a la fuerza implica una carga del 30 al 70%
respecto a la máxima, realizada a velocidades medias.
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