martes, 12 de julio de 2016

VI. LA CARGA




El entrenamiento deportivo se basa en la aplicación de cargas de trabajo durante las sesiones de preparación y las competiciones. La carga constituye la categoría central del entrenamiento (Tschiene, 1984), siendo realizada a través de acciones motoras voluntarias (los ejercicios físicos) con una finalidad determinada.

Bajo el concepto de carga se entiende la medida fisiológica de la solicitación del organismo provocada por un esfuerzo físico y expresada en éste en forma de reacciones funcionales concretas de una cierta duración y profundidad (Verchosanskij, 1987).

La carga representa el valor del trabajo realizado durante el entrenamiento o la competición.

Esquemáticamente, esto significa:

1.                   provocar en el organismo adaptaciones de tipo biológico-funcional y psíquico;

2.                   mediante un sistema de ejercicios físicos organizados en métodos;

3.                   a través de los diferentes componentes de la carga (Tschiene, 1984).
  
En sentido amplio, la carga comprende:

-   la confrontación del deportista con los requisitos físicos, intelectuales y psíquicos exigidos por el entrenamiento;

-   la confrontación con su objetivo: el incremento de la prestación deportiva (Tschiene, 1984).
  

Componentes de la carga del Entrenamiento Deportivo.

Son las magnitudes significativas que determinan y dosifican las mismas en el entrenamiento (Zintl, 1991). En la práctica los componentes o características que clásicamente se utilizan para definir las cargas son: el volumen y la frecuencia de entrenamiento, la duración del estimulo, su intensidad y densidad y el tiempo de descanso.

Según Federico A. Rossi: Ahora que ya entendimos la importancia de dividir la planificación del entrenamiento en períodos, vamos a hacer un análisis más profundo. Como vimos anteriormente, toda planificación está compuesta por múltiples sesiones de entrenamiento relacionadas entre sí, y éstas a su vez están formadas por una de las cosas más importantes a tener en cuenta a la hora de planificar: la carga. La carga es el estímulo que aplicamos a nuestro cuerpo, y de acuerdo a como esté compuesta la misma, es el efecto que tendrá en nuestro organismo. Todo estímulo que suministremos a nuestro cuerpo estará compuesto por 5 factores: Intensidad, Volumen, Frecuencia, Duración y Densidad.

Intensidad: Es el factor más importante a la hora de “definir” la utilización de los diferentes sustratos energéticos. Si bien en todo momento se utilizan tanto el glucógeno como las grasas, los porcentajes varían de acuerdo a la intensidad de trabajo.

Como regla general, a mayor intensidad mayor utilización de glucógeno, y a menor intensidad mayor predominancia del consumo de grasas. La intensidad mide la magnitud del esfuerzo en una determinada unidad de tiempo (en natación la medimos en mts/min, en ciclismo km/h, y en atletismo min/km).

Volumen: Es el total de la suma de la distancia recorrida (en general lo medimos en kilómetros). Este se utiliza tanto para las sesiones, las semanas, los meses y los años. Este factor es importante tenerlo en cuenta ya que un incremento acelerado puede provocar serias lesiones en el cuerpo (salvo casos aislados, habría que evitar incrementos superiores a los 20% anuales para iguales períodos).

Frecuencia: Cuando hablamos de frecuencia hacemos referencia al tiempo transcurrido entre los distintos estímulos. Este factor está muy relacionado con los 2 anteriores, ya que la relación entre el volumen y la intensidad nos va a limitar o permitir una mayor o menor cantidad de sesiones semanales.

Duración: La duración es la cantidad de tiempo transcurrido en una sesión.
Este es otro factor que nos “define” la utilización de los diferentes sustratos energéticos. Ante la presencia de una duración muy extensa, podemos utilizar como sustrato energético a la propia proteína muscular. Es por esta razón que para los deportes de resistencia se recomienda a los atletas la suplementación con BCAA (aminoácidos de cadena ramificada) – principalmente con L-leucina, L-isoleucina y L-valina – una vez finalizado un trabajo prolongado, para reconstituir la proteína contráctil del músculo y de esta forma tener una recuperación más rápida.

Densidad: Este componente no es más que la relación entre actividad y pausa dentro de la sesión de entrenamiento. Un entrenamiento es más denso mientras más cortas sean las pausas en relación al tiempo de actividad. Tanto en el triatlón como en otros deportes de resistencia, se suelen realizar entrenamientos densos en los cuales se utilizan pausas incompletas.
 
Tipos de carga  

Se diferencia entre las siguientes expresiones:

1.  Carga externa o física - son aquellos datos indicadores del trabajo realizado, cuantificados por medio de parámetros que señalan la cantidad y calidad del mismo (horas, kilómetros, ejercicios, velocidad, etc). Se halla cuantitativamente mediante los componentes de la carga: duración, volumen, intensidad, densidad, y descanso.

Mediante sus componentes se puede establecer una clasificación de las mismas y orientarlas hacia el desarrollo de una determinada capacidad condicional, posibilitando así la planificación del trabajo.

2.  Carga interna o fisiológica - es el efecto de la carga externa sobre el organismo caracterizado por el nivel de las reacciones biológicas provocadas en los sistemas funcionales. Es decir, las modificaciones que se producen como consecuencia de este trabajo a nivel fisiológico, bioquímico, e incluso morfológico (cambios en el tipo de fibras, aumento de masa muscular, perdida de grasa, etc).
La carga interna ayuda a decidir el nivel adecuado de trabajo, permite apreciar su adaptación y juzgar su efecto sobre el nivel de entrenamiento, comparando la reacción del organismo ante distintas cargas externas.

Sin embargo, la determinación de los efectos que produce una carga externa en el organismo es compleja por:

-  la implicación de diversas estructuras y sistemas del mismo (que es un todo y como tal reacciona);

-  la diferente situación de equilibrio interno (homeostasis) del organismo en momentos diversos, frente a un mismo estímulo,

-  la insuficiencia o imposibilidad de la medición y valoración objetiva del estado de adaptación de los diversos sistemas y estructuras (Bellotti y Donatti, 1983).

En principio, los aspectos externo e interno de una carga son proporcionales, estando estrechamente unidos entre sí, pero solo en un mismo sujeto.  Además esta relación no se mantiene constante permanentemente. Una carga externa provoca unas determinadas modificaciones internas, pero si el estado funcional del organismo cambia, su efecto entrenante es diferente. Al aumentar su nivel, una misma carga produce menos efectos y viceversa, con lo cual ya no habrá coincidencia entre ambos aspectos. Además, lógicamente, una misma carga externa provoca diferentes reacciones en distintas personas (diferentes cargas internas).

Esta relación de igualdad entre carga externa e interna depende de: - la capacidad individual de prestación;
-  estado físico y psíquico momentáneo (disposición del sujeto);
-  factores meteorológicos;
-  altitud;
-  grado de oposición de los adversarios;
-  instalaciones y material; - factores sociales; y - método de trabajo.
  
  
Bompa (1983) distingue entre dos tipos de volumen:

-  Relativo: la cantidad total del trabajo dedicado al entrenamiento por un deportista o equipo durante una sesión.

-  Absoluto: la cantidad real de trabajo realizada por cada deportista individualmente, expresada en minutos generalmente.

El volumen relativo puede ejercer diferentes influencias al tratarse de un grupo; puede ocurrir que haya igual volumen relativo y distinto volumen absoluto.

Para la definición de una carga es necesario que el volumen venga asociado a una intensidad dada. Una carga de una determinada intensidad solo es eficaz si se mantiene durante un volumen determinado (tiempo o distancia) (Manno, 1989). El volumen está en función de la intensidad, y no hay volumen óptimo o todos son válidos (González, 1991).

Provoca reacciones de adaptación a largo plazo (transformaciones morfológicas y funcionales estables), mientras que solo de forma secundaria produce adaptaciones utilizables inmediatamente (Bellotti y Donatti, 1983). No juega un papel decisivo en la obtención de los resultados deportivos.

Por el contrario, influye sobre la duración del período de mantenimiento de la forma deportiva. Cuanta mayor duración tenga el período de preparación de la temporada, más tiempo se mantendrá en alta forma el deportista, aunque también influyan en ello, la edad y el grado de entrenamiento. Por este motivo, predomina en la primera parte de una temporada para sentar las bases que permitan estar posteriormente más tiempo en alta forma.

La dinámica del volumen durante las fases del entrenamiento, varía de acuerdo con las características del deporte y su ergogénesis, los objetivos propuestos, las necesidades del deportista o equipo y el calendario de competiciones (Bompa, 1983).

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